Nunca me gustaron los espejos, sera porque nunca pude reencontrarme en su reflejo,siempre
fue tan inperfecta la imagen que me devolvian, que opte por ignorarlos, fingir que , solo eran una mas, de las uniformes manchas, que poblaban las cuatro paredes de mi habitacion, aunque a diferencia, de la cabeza de perro, la catedral, el ojo del faraon o el hipocampo embarazado,(alguno de los nombres que solia ponerles a mis manchas de humedad, tabaco y moho, en mis tardes de ocio) estas"olvidadas manchas parecian de a rato, parecian cobrar vida, paràsitas de cuanto minimo movimiento ocurriese dentro de la habitacion, una cortina mecida por el viento, la mosca que retorcièndose de pànico, luchaba por escapar del pèndulo negro y espeluznante, que a travez de sus ocho ojos, la saborea con sorna, o mi figura apareciendo y desapareciendo, como un espectro errante y furtivo.Todo se lo devoraban, deshilachaban, o evaporaban,eran como incorruptibles jueces, quienes no permitian, luego de su veredicto, ni la mas remota
oportunidad de reicidencia.
Nunca me gustaron los espejos y pensar que hay gente que se despoja de todo envoltorio, ante su frialdad de plata y carton reciclado, que copulan con ellos, aun en pleno dìa, que sonrien o ensayan mediocres discursos, que jamas ponen en practica, o aquellos otros que poseìdos por amores enfermos y suicidas, buscan la duplicidad de sus làgrimas y maquillaje barato para dar mas dramatismo al armagedon que los aguarda.
Nunca me gustaron los espejos, quizas porque, cuando a punta de gotero y con el rabillo de mi ojo izquierdo, me dispuse a enfrentarlos, nunca me devolvieron, la mentira que anhelaba.
MIGRI
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