martes, 9 de noviembre de 2010

Dios sentado en su trono, solo observa

Mientras los piojos les taladran las cabezas y el frio  les escama las plantas de los pies.

Mientras devoran  entre moscas, las gondolas de un basural, donde prolìferas ratas paren a

sus crias, Dios sentado en su trono, solo observa

Mientras ellos escarban y escarban hasta que su desesperacion y su hambre se vuelven odio,

un odio que convierte sus manos en garras y curva la espalda, hasta hacer que el

retroceso de  la evolucion se vuelva inminente. Dios sentado en su trono, solo observa

ajeno, seguro de no tener culpa alguna, esa especie no les pertenece, no fue fruto de

su arcilla, esa existencia carroñera que lo mira a traves  de sus amarillentos ojos.

y ellos siguen, escarbando. orinandose, masturbandose junto a las moscas y las ratas

indiferentes al moho que cubre el pan de su boca, a los vidrios que se clavan en los

surcos de sus talones, a la sangre que emana.

mientras, Dios sentado en su trono, solo observa. como a traves de los campos y  de las vías

de las sombras, llegan otras bestias, babeantes, sudorosas, esqueléticas, a unirse al festin

de los deshechos, ante una tierra que tiembla, bajo las corridas de patas deformes, de

aullidos, de  zarpazos que cortan en jirones al viento, como si en esos  zarpazos

estuviese la forma necesaria, para calmar ese puñado de tripas vacías, pegadas a su

estómago y Dios sentado en su trono solo observa, caer, uno a uno los cuerpos, sin hacerse

preguntas, sin articular credos, sin dádiva de redención con aquella masa sin alma, a la que

ya devoran los perros del infierno y...DIOS EN SU TRONO....


                                                                                                  MIGRI

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